Diciembre 26,2013.
C.5 -esq. Billinghurst y Perón |
Vecinos autoconvocados C.5 |
La agrupación Vecinos Autoconvocados Boedo/Almagro se reunió por la tarde en la esquina de Mario Bravo y Rivadavia para intercambiar ideas e información sobre las gravísimas situaciones que generan los cortes de luz, que en algunos casos duran varias horas y en otros varios dias. La Comisión de Crisis de la Comuna 5 se hizo presente en la reunión, como así también integrantes del Consejo Consultivo y numerosos vecinos, indignados todos por el abandono que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Gobierno Nacional hacen de los ciudadanos porteños ante esta emergencia eléctrica.
Parece no existir ningún plan de
contingencia que pueda llevar alivio a quienes por razones de distinto tipo -
económicas, laborales, de edad, salud, departamentos en pisos altos,
etc.- padecen circunstancias críticas que ponen en riesgo su calidad de vida
cotidiana, cuando no sus vidas. ¿Vivimos en el medioevo o en el siglo 21?
Desde esta Comisión de Crisis de la
Comuna 5 le exigimos al Gobierno de la Ciudad que , para empezar y con
urgencia, cumpla con lo que manda la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires
, en cuyo Artículo 138 se lee: "El Ente
Unico Regulador de los Servicios Públicos de la Ciudad, instituido en el ámbito
del Poder Ejecutivo, es autárquico, con personería jurídica, independencia
funcional y legitimación procesal. Ejerce el control, seguimiento y
resguardo de la calidad de los servicios públicos cuya prestación o
fiscalización se realice por la administración central y descentralizada o por
terceros para la defensa y protección de los derechos de sus usuarios y
consumidores, de la competencia y del medio ambiente, velando por la
observancia de las leyes que se dicten al respecto."
También exigimos a los legisladores
porteños que aporten su cuota de responsabilidad participando con
urgencia en la sesión especial de la Legislatura que impulsan los diputados
Bergel (Proyecto Sur) y Ramal (FIT) para tratar sus respectivos proyectos de
ley que declaran la "emergencia eléctrica" en la Ciudad de Buenos
Aires.
Por otra parte, es importante tener en
cuenta que el desempeño del sector eléctrico en su conjunto nos afronta con
problemáticas serias de carácter estructural y que es necesario comenzar a
abordar seriamente, dejando de lado el lamentable juego de echarse culpas
mutuamente, que practican permanentemente tanto funcionarios nacionales como municipales.
En efecto, uno de los graves problemas que se
han acumulado en estos años, es la ausencia de inversión en
mantenimiento de redes de distribución eléctrica por parte de las principales
empresas a cargo de la prestación del servicio de distribución, junto a la
carencia de niveles relevantes de reserva de potencia instalada que pueda ser
utilizada eficientemente en momentos de picos de consumo.
En concreto, no es casual que sea
siempre en julio-agosto y noviembre-diciembre cuando se producen las
permanentes fallas tanto en transporte como en distribución eléctrica, ya que
cuando las llamadas fuentes de generación de base- las de origen térmico, la
hidráulica y la nuclear- están operando a los mayores niveles posibles en
función de su capacidad de potencia y de disponibilidad, deben ser
inevitablemente complementadas por generación adicional, que es la que permite
dar servicio eléctrico en las horas valle o pico de demanda.
Estos números son contundentes: la
capacidad instalada actualmente en todo el parque de generación con sus
distintas fuentes, orilla los 31.000 MW de potencia, de los cuales pueden
disponerse hasta 24.000 MW en términos de potencia disponible para abastecer la
demanda creciente. Piénsese que en estos días, estamos orillando los
22.000/23.000 MW de demanda de energía eléctrica, lo cual, en los hechos,
implica que el sistema está funcionando SIN RESERVAS DISPONIBLES y en estado de
criticidad permanente, lo cual ocurre cuando las temperaturas superan los 32 o
33 grados, situación que nos pone permanentemente ante la precariedad y la
violencia que implica que se le siga tomando el pelo a nuestra población en
forma permanente.
Téngase en cuenta que cualquier sistema
eléctrico debe operar, por lo menos, con una reserva del 15 al 20% del total
del parque disponible; el Gobierno nacional sostiene que tenemos un remanente
de 2.500 MW para usar en horas pico de consumo, sin embargo, esa situación no
parece verse reflejada en la operación del sistema, ya que cuando superamos los
32 o 33 grados de temperatura, la disponibilidad remanente se transforma en un
dato ficticio.
También es cierto que estas situaciones
conviven con inversiones que se han hecho en materia de redes de extra y alta
tensión en el país, sobre todo, entre 2007 y 2012, con el objetivo de extender
el Sistema Argentino de Interconexión (SADI), pero, también, se ha invertido en
centrales térmicas que, a falta de gas, se han operado crecientemente con
combustibles líquidos como fuel oil y gasoil, más caros y contaminantes. Es
decir, que hay aspectos centrales vinculados al diseño de la planificación que
siguen marcando falencias insostenibles a esta altura de las circunstancias.
Huelga decir, además, que el SADI necesita un monitoreo permanente a los
efectos de corroborar su correcto funcionamiento.
Es decir que, en la cosmovisión general
del sector, conviven situaciones que parecen paradojales. En efecto, mientras
es cierto que, en la última década, se han instalado unos 9.000 MV adicionales
al parque de generación- como decíamos recién- ello no se ve reflejado en la
operatoria global del sistema, por cuanto, en la unidad de distribución- que es
donde hoy está impactando más seriamente la crisis- se han acumulado diversas
problemáticas que van desde falta de inversión en nuevas subestaciones, falta
de repuestos esenciales, cuadrillas de equipos en calle que en buena medida son
personal tercerizado, deficiencias en el mantenimiento de las redes y cables y
problemas con las tensiones del suministro eléctrico.
Asimismo, un último aspecto de carácter
estructural, es la inadmisible intervención política discrecional del ENRE, que
es el organismo creado por ley en 1992 que debiera asegurar criterios de
regulación del mercado sobre la base de la idoneidad técnica y el apego a la
observancia de lo que la legislación marca. Sin embargo, hace ya años que el
organismo está intervenido, lo cual comporta otra grave anomalía que debe
solucionarse a través de la convocatoria a un concurso público para la
normalización institucional del Ente Regulador.
Por otra parte en lo que respecta a una
cuestión estrictamente coyuntural, hace ya un año, se tomó una decisión de aumentar
levemente los cargos fijos del servicio eléctrico en los consumos domiciliarios
y, junto con ello, se puso en marcha una resolución por la que se destinaban
esos recursos para el mantenimiento y las obras nuevas en el área de
distribución final. En tan sentido, durante este año, han estado trabajando en
la forma en que suelen hacerlo: desvirtuando la naturaleza del problema
encarando procesos de mantenimientos parciales por barrios y en función de los
mismos reclamos que se iban generando y, por cierto, sin compromiso alguno
sobre un informe en tiempo real sobre las inversiones que se concretaron
realmente en todas las áreas bajo cobertura, por ejemplo, de Edenor, Edesur y
Edelap en las zonas del conurbano, Capital Federal y La Plata.
Por ende, las autoridades gubernamentales y el ENRE deberían exigir informes periódicos completos sobre todo lo actuado en materia de mantenimiento de redes y nuevas inversiones, ya que, nuevamente, todo lo que se decide se va por el agujero negro de la falta de voluntad política de control real sobre el servicio que las empresas distribuidoras brindan.
Por último, una pequeña reflexión sobre el remanido argumento de la necesidad de revisar tarifas. En primer término, debe generarse una discusión integral sobre el servicio público de la electricidad, en la que se replanteen no sólo las cuestiones vinculadas a las tarifas, sino los patrones bajo los cuales se debe prestar el servicio. En ese sentido, cabe recordar que los problemas de deficiencias severas del sector comenzaron a registrarse hacia fines de 1998, cuando la problemática del atraso tarifario no estaba en las clásicas argumentaciones que se escuchaban desde las empresas. Pero, el deterioro en la calidad de las prestaciones, la baja en los niveles de eficiencia y la falta de reglas de juego claras que obligaran a las empresas a invertir, siguen siendo aspectos centrales del problema que hoy, sí, conviven con una situación generalizada de precios relativos divergentes, situación que debe ser abordada en forma integral.
Por ende, las autoridades gubernamentales y el ENRE deberían exigir informes periódicos completos sobre todo lo actuado en materia de mantenimiento de redes y nuevas inversiones, ya que, nuevamente, todo lo que se decide se va por el agujero negro de la falta de voluntad política de control real sobre el servicio que las empresas distribuidoras brindan.
Por último, una pequeña reflexión sobre el remanido argumento de la necesidad de revisar tarifas. En primer término, debe generarse una discusión integral sobre el servicio público de la electricidad, en la que se replanteen no sólo las cuestiones vinculadas a las tarifas, sino los patrones bajo los cuales se debe prestar el servicio. En ese sentido, cabe recordar que los problemas de deficiencias severas del sector comenzaron a registrarse hacia fines de 1998, cuando la problemática del atraso tarifario no estaba en las clásicas argumentaciones que se escuchaban desde las empresas. Pero, el deterioro en la calidad de las prestaciones, la baja en los niveles de eficiencia y la falta de reglas de juego claras que obligaran a las empresas a invertir, siguen siendo aspectos centrales del problema que hoy, sí, conviven con una situación generalizada de precios relativos divergentes, situación que debe ser abordada en forma integral.
A su vez, el referido retraso tarifario
en los consumos finales de los hogares residenciales y usuarios comerciales,
tiene que ponerse a la luz del funcionamiento distorsionado del mercado
eléctrico en la Argentina, ya que el actual Gobierno sigue subsidiando
indiscriminadamente la oferta- léase la generación eléctrica a través del
subsidio permanente a la compra de combustibles líquidos a través de Cammesa,
mientras que esta situación convive con un esquema de precios en el que las
crecientes importaciones- un 25% del total de nuestros energéticos hoy- juegan
un papel determinante, ya que operamos sobre números que no controlamos a causa
de la pérdida del abastecimiento y, por ende, toda la operatoria del sistema se
encarece.
En definitiva, continuaremos informando sobre todo esto e invitamos a los vecinos de la Comuna a enviarnos información
(y fotos si las hubiera) a comisiondecrisisC5@gmail.com.
También los invitamos a sumarse a la Asamblea de Vecinos Autoconvocados Boedo/Almagro, que se reúne todos los miércoles a las 20.30 hs en Maza 34, Capital Federal. Aclaramos que la próxima reunión se realizará el jueves 2 de enero a causa del feriado por las fiestas de Año Nuevo.